PARA TODOS Y EN ESPECIAL PARA


Hay quienes en vez de aprovechar los momentos en los que no tienen pareja (para reencontrarse con ellos mismos, para darse cuenta de lo que quieren y lo que no quieren, para abrirse a conocer gente y a fortalecer las amistades que ya tienen, ¡para una buena elección amorosa!) , o ante la certeza de que el vínculo en el que están no tiene futuro, sienten una angustia tan grande que les hace tomar malas decisiones (por ejemplo intentar volver con alguien del pasado con quien la relación no funcionó, aceptar a cualquier persona con tal de estar “acompañados”, esforzarse por salvar la pareja aunque sea conflictiva o dañina, defender lo indefendible del otro para buscar excusas y seguir con esa mala relación, etc.) . Buscar solo lo positivo de estar acompañado por una persona es apenas una visión parcial de lo que está sucediendo; hay que poner todo en la balanza para tomar una decisión madura, aunque esta implique quedarnos “solos”.
Piensa serenamente: ni en los peores momentos de tu vida has estado completamente solo. Mira a tu alrededor. Hay más de una persona en quien puedes confiar ciegamente, que es incondicional y estará allí para apoyarte, cuando la necesites. Tal vez es alguien que ya estuvo a tu lado en muchas ocasiones, o alguien que desea que le des la oportunidad (familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo…)
El miedo a la soledad es un pésimo consejero en la búsqueda de un compañero (o compañera). Siempre tienes la posibilidad de elegir con quién compartir tu vida, y también de decidir si la relación en la que estás te hace feliz y te permite crecer, o está agotada y no hay vuelta atrás. Continuar con un vínculo roto o que te hace infeliz por no estar sin pareja, solo ahondará tu sensación interna de soledad. Enfrentar este “fantasma” es más sencillo que lo que crees.
La envidia lleva a odiar a la persona envidiada, en tanto que la admiración provoca afecto amor por la persona admirada
Tener envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno, es querer poseer algo de los demás y desear obtenerlo sin emular lo que el otro haya hecho para lograrlo. Admirar es considerar con estima y agrado a alguien o algo por considerarlo extraordinario o sobresaliente.
Envidiar, usualmente genera odio y resentimiento hacia alguien por lo que posee. El envidioso no persigue analizar cómo el otro alcanzó el objeto de la envidia. Más bien se genera el deseo o la fantasía de quitarle lo que tiene, en lugar de imitar el comportamiento que le permitió conseguirlo o adquirirlo.
Admirar, por el contrario, es reconocer, apreciar, estimar y evaluar a una persona y su logro. Produce, al igual que la envidia, la aspiración de poseer algo similar que lo deseado, pero reproduciendo la conducta del otro para merecer lo mismo. Cuando se envidia se llega a odiar a la persona envidiada, en tanto que en la admiración hay afecto y respeto por la persona admirada.
La envidia patológica es destructiva y provoca un malestar emocional y reacciones negativas que pueden llegar a la baja autoestima, al aislamiento y la depresión, o a distintas sociopatías y conductas delictivas.
Son objeto de envidias, el reconocimiento social, la fama, el prestigio, el posicionamiento laboral, el poder, el éxito, la felicidad, la pareja, los hijos, familiares y los distintos bienes y patrimonios de las personas.
Podemos prevenir la envidia y no ser victimas de ella sí sustituimos esta forma de ser por la admiración. Es bueno desear tener o lograr algo. Incluso, podemos ver en los demás qué es lo que queremos.
Una vez que aclaremos lo que deseamos ser y/o tener, podremos comenzar a trabajar, esforzarnos y orientarnos hacia la consecución de estas metas y que cada vez que avancemos un peldaño seremos también admirados por otros.
"La admiracion de una persona por otra es el inicio de un buen amor"
Séneca